miércoles, 11 de junio de 2008

Creo Quia Absurdum

Daniel R. Scott*


Comencé con la lectura de la Biblia un buen día de Julio de 1983 y hasta hoy no he parado de estudiarla ni de descubrirle cosas nuevas y asombrosas. La Biblia es una fuente que no deja de manar asi haya la sequía más implacable. Todo hombre y toda época recibe luz y consuelo de sus páginas. Me es como un libro que, recien salido de la imprenta y con la tinta aún fresca, apenas hoy tomo en mis manos por primera vez...¡Y son ya 23 años compartiendo todo tipo de momentos y recorriendo juntos cientos de caminos! Pero lo que nadie sabe es que del año 2003 hasta hoy me sucede con la Biblia algo muy complejo, paradójico y contradictorio y, sobre todo, muy liberal que escapa a toda lógica: mientras más mi mente reconoce la imposibilidad racional de sus milagros, relatos y enseñanzas, tanto más mi espíritu las acepta, se regocija y se alivia en sus páginas eternas. Es un un fenómeno para el que no tengo respuesta por mucho que lo estudie o me lo expliquen creyentes y no creyentes de mi entorno. Y quiza no tenga respuesta nunca, lo cual no es necesariamente malo.
Recuerdo que para 1995 ( y pocos lo saben ) intenté sublevarme contra la Biblia leyendo algún que otro libro que socavase sus bases. "Si ésta es la verdad, voy a poner a prueba su contenido sometiendola a la más duras de las críticas" me dije ingenuamente. Pero fallé en tan descabellada acción. Terminé derrotado y muy malherido. La Biblia siempre terminaba imponiendose sin dificultad con la pompa y la majestad de un Rey eterno e inconmobible. De la Biblia no se puede huir. Una vez que estas en sus brazos ya no amarás a nadie más. Y es que el ingrediente espiritual que hay en todo hombre posee una poderosa intuición de una serie de verdades biblicas intangibles que se ubican muy por encima de toda lógica humana y que le están vedadas al ser racional. Me viene a la mente aquella expresión de Tertuliano ( uno de los Padres de la iglesia o representante de lo que los católicos llaman "La Patristica" ) : "Credo Quia Absurdun". Este hombre afirmaba "La certeza de la Revelación fundandola precisamente en su incomprensibilidad, en su imposibilidad racional" ( Julián Marías ) Si en la Mente de Dios se fraguó el contenido del libro sagrado, ¿cómo la mente humana finita ( apenas una chispa imperceptible en el todo de la creación ) podrá entenderla en toda su plenitud?. El absurdo estaría en afirmar que conocemos hasta lo útimo el contenido de sus páginas.
Quiza yo sin saberlo comparta los puntos de vista de este Tertuliano. Soy su discípulo. Es que si la Biblia pudiera resumirse y ser explicada en una formula matemática, física o química ( E= mc2 por ejemplo ) entonces pasaría a ser un libro inferior a la mente que lo explica y perdería automaticamente su condición de PALABRA DE DIOS.
Lo cual es absurdo...
*Escritor venezolano

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